Durante el período
de la Primera Guerra Mundial Rusia se encontraba en una situación de derrota,
tanto por las grandes pérdidas en la Guerra como por el hambre y la miseria que
se vivía en el país. El duro invierno de 1917 no ayudó a suavizar el clima de
agotamiento, enfado y desencanto por todo lo que estaba ocurriendo. En
Petrogrado (actual San Petesburgo) se inicia una revuelta por parte de los
trabajadores de las fábricas que se prolonga durante todo el mes de febrero del
mismo año. Las consignas contra la Guerra y contra el Zar se politizan contra
el gobierno. Nicolás II ordena la repression del gobierno y manda a sus
soldados a disparar contra los manifestantes. Mueren centenares de manifestantes.
Esta revuelta es conocida como “La Revolución de Febrero”.
Días antes de la
revolución los trabajadores pedían pan, estaban muriendo de hambre. Era el día
de la mujer en Rusía. Muchas de ellas, decisivas valerosas, fueron llamando a
los trabajadores a la revolución. Al día siguiente, cerca de 200.000
trabajadores estaban en huelga. El 25 de febrero las tropas tenían la orden de
disparar a los manifestantes, desarmados. Muchos de los disparos fueron al cielo.
El regimiento de Pavlovsk decidió finalmente no disparar contra los
trabajadores y esta vez los disparon fueron contra la policía. Desde ese
momento, muchos de los militares fraternizaron con las revueltas y los
trabajadores y se unieron a ellos. Fue un acontecimiento decisivo. Incluso los
Cosacos hicieron la vista gorda.
Los trabajadores
llegaron a tomar gran parte de la ciudad, ocupando espacios públicos por todas
partes. Para asumir la gestión de la ciudad, los trabajadores organizaron
Soviets ( consejos de obreros). En marzo de ese mismo año, el Zar abdicó.
El grueso del
comité ejecutivo del Soviet estaba formado por dirigentes reformistas
(social-revolucionarios y mencheviques) en lugar de tomar el poder, buscaban
entregar el poder a la burguesía, creyendo que serían los únicos capaces de
gobernar. El apoyo social a esta opinion no era muy fuerte, pero por el momento
no había otra opción, y ante el miedo a un mal mayor, se formó el gobierno provisional
formado por grandes terratenientes e industriales.
Esta decision conllevó
a que los burgueses, como era de esperar, quisieran devolver el poder a los
zares. El problema los mencheviques contaban con el apoyo de muchos miembros de la
Duma (parlamentarios). Seguían en su idea constante de que este gobierno
provisional asentaría la democracia en el país. Ante el descontento entre los
trabajadores, Stalin y Kamenev, que habían vuelto del retiro en Siberia,
apostaron por la union entre Mencheviques y Bolcheviques, cuya incipiente rupture
según afirmaban, no era en absoluto beneficiosa.
Por otra parte,
Lenin, al enterrarse del derrocamiento del gobierno de los Romanov, telegrafío
al Pravda para exigir que se desconfiara del nuevo gobierno burgués y que los
trabajadores debían armarse y conseguir unas elecciones inmediatas. La
oposición ante un acuerdo con los Mencheviques por parte de los Belcheviques
que Lenin promovía en sus cartas causó un desconcierto en estos últimos, que no
supieron muy bien cómo actuar. Solo uno de los líderes socialdemócratas confió
en Lenin, Trotsky.
Ilustración de Ekaterina Lobanova
Muchos de los
movimientos que siguieron fueron vistos como “trotskistas” dado que entre
viejos bolcheviques veían que la influencia de Trostsky sobre muchos de sus
camaradas era decisiva. Una Guerra civil se abría paso entre los mencheviques,
que eran mayoría en los Soviets y parte de los Bolcheviques que estaban a favor
de las consignas de Lenin. Lenin lanzó la famosa proclama “!Todo el poder para
los Soviets!” precisamente para hacer ver que la única solución era
precisamente, que el poder debía tomarse desde dentro del Soviet para ganarse a
la población que tenía ilusiones reformistas.
Los mencheviques
se negaron a tomar el poder, convencidos de que debía seguir gobernando la
burguesía. La clases dominantes quisieron tomar venganza contra los
bolcheviques reaccionarios dispuestos a seguir las consignas de Lenin. El
resultado derivó en una derrota de los bolcheviques, motivo por el que Lenin se
vio obligado a refugiarse en Finlandia, donde se preparó el terreno para la
contrarrevolución. Los bolcheviques, poco a poco, y mediante movimientos
pacíficos, lograron concienciar a gran parte de los obreros y la ciudadanía,
incluso a soldados de los soviets. Lenin, al fin, vio el momento idóneo para la
toma de poder, conduciendo a los bolcheviques a la Victoria en Octubre de 1917.
FUENTE:
White, WC (1936). Lenin (Vol. 1).
H. Smith y R. Haas.Luxemburgo, R. (2017). La revolución rusa (Vol. 330). Ediciones Akal.
FUENTE:
White, WC (1936). Lenin (Vol. 1).
H. Smith y R. Haas.Luxemburgo, R. (2017). La revolución rusa (Vol. 330). Ediciones Akal.
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